Hoteles de lujo: claves para tu experiencia
- zkourafas2
- 9 sept
- 4 Min. de lectura
Así que estás a punto de aventurarte a una tierra lejana y decides consentirte con un hotel cinco estrellas. O quizá tu empresa organiza un viaje de negocios en un alojamiento corporativo pero elegante. Tal vez sea tu primera experiencia en hospedaje de lujo —¡qué emocionante! Uno podría pensar que la experiencia es similar a cualquier otra estancia en hotel; sin embargo, pronto te sorprenden los pequeños detalles (al menos, a mí sí me pasó). De hecho, existen costumbres y protocolos que los establecimientos de lujo implementan para atender mejor a su clientela frecuente —piensa en celebridades, políticos, etc.
Recientemente visité Malta y me hospedé en el Iniala Harbour House en La Valeta. La experiencia fue absolutamente magnífica y lo recomiendo mucho a cualquiera que visite la isla. Durante mi estancia puse atención a las sutilezas de esta operación tan bien afinada, y pensé que esta información podría ser útil para quienes apenas se adentran en la hospitalidad de lujo. Yo misma recuerdo haberme sentido intimidada e insegura sobre cómo comportarme la primera vez que me quedé en un hotel de este nivel.
No estoy diciendo que debas conocer todo esto para merecer hospedarte en un hotel de lujo, pero puede ayudarte a sentirte más cómodo y relajado. Toma lo que te sirva y deja lo que no.

El concierge y el personal probablemente sabrán tu nombre desde tu llegada y te llamarán de manera formal —como decirte “Señorita Kourafas”— durante toda tu estancia. Esto personaliza la experiencia y demuestra respeto. A veces los hoteles de lujo investigan un poco sobre sus huéspedes para poder atenderlos mejor, sobre todo si en tu reservación indicaste tu profesión o motivo de viaje. El personal de Iniala Harbour House sabía que soy consultora de etiqueta y amablemente reconocieron mi trabajo (¡me sentí muy halagada!).
Seguramente al entrar al lobby te atenderán de inmediato. Los botones se encargarán de quitarte el equipaje en cuanto llegues, y serás recibido con cortesías como agua infusionada fría, una copa de champaña y una toalla húmeda si el clima es caluroso. No dudes en aceptar la champaña: está incluida. La toalla húmeda es para refrescarte tras tu trayecto hasta el hotel. En mi caso, llegué sudando después de subir una calle empinada hacia Iniala, así que este detalle fue más que bienvenido, jaja.

El concierge del hotel es, de verdad, un mago. Tiene la capacidad de resolver, conseguir y cumplir con casi cualquier necesidad, petición o duda que tengas durante tu estancia. ¿Quieres una recomendación para una cena espectacular? La tienen, y además te reservan la mesa. ¿No sabes qué hacer después? Tienen la lista de eventos especiales de esa misma noche. El hotel suele estar muy bien conectado en la ciudad, y el concierge es tu pulsera de acceso a la mejor vida social (sé de casos donde hasta consiguieron boletos de conciertos agotados). En serio, el concierge tiene un don para hacer que las cosas sucedan. Mi mamá admiraba una obra de arte expuesta en Iniala y, al regresar a nuestra habitación, encontramos en la mesa un folleto con información sobre el artista y la pieza, cortesía del concierge.
En la mayoría de los hoteles de lujo es costumbre dejar propina, pero esto varía según la cultura. “La hospitalidad en estos lugares no es solo un servicio, es un arte.” Si un miembro del personal te atiende bien, es considerado dejarle propina. Esto incluye a los botones, el servicio a la habitación y el personal de limpieza. Recuerda investigar antes la costumbre de propinas del país que visitas. Por ejemplo, en Estados Unidos la propina al botones suele ser más alta que en Francia. En Japón, en cambio, no es habitual dejar propina en hoteles; ahí se valora más la gratitud y la cortesía. Infórmate bien antes de viajar. Ten en cuenta también los service charges: si ya están incluidos en la cuenta, la propina se vuelve opcional y se reserva para un servicio excepcional.
¿Qué es el turndown service? Es cuando el personal de limpieza prepara tu habitación para dormir. Generalmente, refrescan el espacio, acomodan tus pertenencias, ajustan las sábanas (a menudo doblan una esquina del edredón para facilitarte meterte a la cama —¡el DETALLE!), corren las cortinas y dejan agua y chocolates de cortesía en la mesa de noche. Obviamente, lo mejor son los chocolates. Normalmente tocan a tu puerta al anochecer para preguntarte si deseas el servicio. Si no estás en la habitación, lo realizan mientras estás fuera, a menos que indiques lo contrario con el letrero de “no molestar.”

Los hoteles de lujo suelen ser espacios más formales, así que toma en cuenta la ocasión si planeas cenar en el restaurante o tomar algo en el bar. Te sugiero evitar andar en pants cómodos pero manchados por las instalaciones si quieres sentirte en sintonía con el ambiente. El desayuno, en cambio, tiende a ser más casual, así que no hay necesidad de llegar en tacones al buffet. Claro, todo depende de la ubicación: un hotel en California seguramente será más relajado que uno en Shanghái.
No seas tímido para hacer amigos en el lobby o el bar. ¡Los hoteles son lugares ideales para conocer personas interesantes de todo el mundo!
Sobre todo, disfruta tu estancia y no dejes que un sentimiento infundado de “síndrome del impostor” arruine tu experiencia. Afortunadamente, no es como en esos restaurantes de moda en Nueva York donde parece que la hostess fue entrenada para hacerte sentir mal recibido. El personal de un hotel de renombre quiere que estés plenamente satisfecho. Si tienes una petición, pídela: estarán encantados de ayudarte en lo que puedan.
Por último (y no puedo creer que deba aclararlo), mantén la cortesía hacia el personal. Están haciendo su mejor esfuerzo para cubrir todas tus necesidades y es buena educación tratarlos con amabilidad y respeto.

Espero que estas sugerencias te sean útiles si estás por vivir la experiencia tan especial de un hotel de lujo.
-ZK

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